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panteón de San Isidoro de León

BASÍLICA DE SAN ISIDORO DE LEÓN
El panteón de los reyes de León se encuentra situado a los pies de la basílica de San Isidoro de León. En este lugar recibieron sepultura durante la Edad Media la mayoría de los reyes y reinas del reino de León.
La reina Urraca recibió sepultura aquí, recuperando así la tradición de los reyes de León rota por su padre, Alfonso VI de León, quien fue enterrado junto a la mayoría de sus esposas, entre ellas Constanza de Borgoña, madre de la reina Urraca, en el monasterio de San Benito de Sahagún.

catedral de Toledo

CATEDRAL DE TOLEDO

El cadáver de Sancho IV recibió sepultura en la Capilla de Santa Cruz de la Catedral de Toledo, cumpliéndose así la voluntad del monarca, expresada en su testamento, lugar al que hizo trasladar en 1289 los restos de los reyes Alfonso VII el Emperador, Sancho III de Castilla y Sancho II de Portugal.


Familia de Castilla y León

A finales del siglo XV, el cardenal Cisneros ordenó edificar la actual capilla mayor de la Catedral de Toledo, en el lugar que ocupaba la capilla de Santa Cruz.

El cadáver de Enrique II de Castilla fue sepultado en la capilla de los Reyes Nuevos de la catedral de Toledoo, pero sus entrañas están enterradas en la catedral de Santo Domingo de la Calzada. Junto a él se enterró el cuerpo de su mujer Juana Manuel.

Su hijo Juan I de Castilla falleció en Alcalá de Henares en 1390, a consecuencia de la caída de un caballo. El cadáver fue trasladado a la ciudad de Toledo, donde recibió sepultura en la misma capilla de los Reyes Nuevos, donde se reunió con su mujer, la reina Leonor de Aragón, quien había fallecido años antes en el castillo de Cuéllar, en el transcurso de un parto.

Los reyes de Castilla Enrique III el Doliente y su mujer Catalina de Lancáster ocupan sendos féretros en la misma capilla de la catedral de Toledo.

Catedral de Sevilla

CATEDRAL DE SEVILLA
El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la catedral de Sevilla, tres días después de su defunción. Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por su primo, el rey san Luis de Francia.

Las imágenes de Fernando III y su mujer Beatriz de Suabia portaban sendas coronas de oro y piedras preciosas. Las piedras preciosas fueron confiscadas por su descendiente, el rey Pedro I de Castilla, durante la Guerra de los dos Pedros, en el siglo XIV, argumentando que no se hallaban suficientemente protegidas. Su hijo Alfonso X el Sabio está enterrado aquí igualmente con su mujer Violante de Aragón.

Monasterio de Poblet, Tarragona

MONASTERIO DE POBLET

En 1194, el rey Alfonso II el Casto​ ya demostró en su testamento firmado en Perpiñán la voluntad de ser enterrado en Poblet y el deseo de que este monasterio fuera el futuro panteón de reyes. Pero fue Pedro hIV el Ceremonioso quien llevó a buen término la obra del fastuoso conjunto sepulcral.

Familia de Aragón

Aquí se encuentran enterrados:

  • Jaime I (muerto en 1276)
  • Pedro IV el Ceremonioso (muerto en 1387) con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia
  • Fernando I de Antequera (1416) y su mujer Leonor

Lado de la Epístola:

  • Alfonso II el Casto (1196)
  • Juan I (1396), con sus dos esposas Matha de Armagnac y Violante de Bar
  • Juan II (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez

Fuera de los arcos, en sepulcros independientes, se encuentran los restos de:

  • Martín I el Humano (1410)
  • Alfonso V el Magnánimo.
Mezquita-catedral de Córdoba

MEZQUITA-CATEDRAL DE CÓRDOBA
En 1312, los restos mortales de Fernando IV de Castilla fueron trasladados a la ciudad de Córdoba, y sepultados en una capilla de la Mezquita-Catedral a pesar de que su cadáver debería haber recibido sepultura en la catedral de Toledo junto a su padre, el rey Sancho IV, o bien en la catedral de Sevilla junto a su abuelo paterno, Alfonso X, y su bisabuelo paterno, Fernando III.
Alfonso XI falleció en el sitio de Gibraltar víctima de la peste negra, en 1350, siendo el único rey de la Europa de aquel entonces en morir así. Su cuerpo fue posteriormente llevado a Sevilla y en 1371 trasladado a la Capilla Real de la Catedral de Córdoba, donde permaneció durante más de trescientos años, en compañía de su padre Fernando IV, también sepultado allí.
En 1736 fueron trasladados los restos de Fernando IV y Alfonso XI a la Real Colegiata de San Hipólito de dicha ciudad, fundada por Alfonso XI en 1343 en conmemoración de la Batalla del Salado. Los restos mortales de ambos monarcas reposan en sarcófagos de mármol rojo, construidos en 1846.

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